No queremos hablar de ella, ...no queremos nombrarla,...como si no existiera,...como si así evitáramos su venida,...
Y a veces nos golpea cerca,...y nos despierta a la cruda realidad,...
No quiero ni pensar cómo se sentirán los padres, los familiares, los amigos,... de los fallecidos en el accidente de tráfico de Mérida...
¿ Qué pensarán de la Vida cuando hace unas horas les estaban dando un beso, y esta tarde los han enterrado...para siempre ?
¿ Pensarán que hay un Dios, ...cuando tenían tantos planes juntos... y ya no los verán nunca más ?
¿ Creerán que la Vida es justa... cuando les han quedado tantas cosas por decirles... y no se las podrán decir ya jamás ?
No, definitivamente no lo entenderé nunca, no lo entenderé...
A toda España nos ha impactado la noticia. Es inevitable. Tragedias como esta no pueden dejar indiferente a nadie normal.
ResponderEliminarRecientemente, pasé una situación también muy dura cuando en el día en que iba a hacer su Primera Comunión, la hija de un amigo mío y su tía fueron atropelladas y murieron.
No puedo imaginar tanto dolor.
Lo triste / curioso de todo esto es pensar en la cantidad enorme de circunstancias que han hecho posible tamaña tragedia. Si los jóvenes se hubieran tomado un café, o si no se lo hubieran tomado, un cigarro, una ida al servicio....
ResponderEliminarBastaban segundos para que se hubiera evitado esto.....
Carpe Diem
Siempre, siempre que ocurre una tragedia de éstas, es debido a una confluencia de casualidades. Con sólo cambiar una variable, no ocurrirían. Pero de poco nos sirve saberlo.
ResponderEliminarEl asfalto ha devorado talento, sueños, proyectos, futuros y juventud en cantidades industriales. Es un monstruo insaciable al que debemos combatir no sólo con radares, sanciones y mejora de las infraestructuras sino también y sobre todo con sentido común.
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